miércoles, 8 de agosto de 2012

Gym 2

Después del episodio de la rotura de luna notaba yo que me señalaban a mi paso como en "La invasión de ladrones de cuerpos". Pero aún faltaba un episodio para convertirme en leyenda...

Antes no iba tanta gente al gimnasio y menos los sábados por la mañana. Así que me encontraba a mis anchas con todos los aparatos para mí mientras las chicas hacían "aerobic", lo que ahora ha evolucionado en "just pump" o "cardio combat". Vamos, lo que es convertir a Eva Nasarre en un unicornio o grifo a base de hibridizar las cosas, que está ahora muy de moda.

Pero resulta que hacer pesas tú solo, sin picarte con nadie, es muy aburrido por lo que más pronto que tarde me dirigí a las duchas. Por aquel entonces acababan de instalar mamparas corredizas de madera para no vernos el culito unos a otros, ya he dicho que eran otros tiempos. Aún no tenían puestos los tiradores y no estaban bien incrustadas en los rieles porque en cuanto la empujé para correrla y poder salir de la ducha comenzó a caer como un puente levadizo. Por mucho que yo la agarraba por los bordes ella seguía a su rollo, cayendo a cámara lenta hacia lo inevitable, mientras que yo la seguía en mi intento de que recuperara la verticalidad.

El estrépito fue de órdago. Sólo me dio tiempo a quitar los dedos antes de caer sobre ella en canicas. Al ser el único chico en el gimnasio, las chicas se vieron en la obligación de entrar a todo correr en el vestuario seguras de que algo gordo me había pasado. Y allí estaba yo, cual surfista a punto de coger una ola, diciendo boca abajo que estaba bien, incapaz de levantarme y enseñar el pajarito ante una audiencia totalmente femenina.

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