viernes, 27 de abril de 2012

El autobús del professor Poopsnaggle

Estando en Cambrils y queriendo ir a Port Aventura, tuve la mala idea de convencer a mi cuñado de que la mejor idea de ir era en autobús. Con el convencimiento de que el parking de todo el día sería más caro que el transporte público nos trasladamos de esta manera y al salir tuvimos la desagradable sorpresa de que en el horario de vuelta cobraban un suculento suplemento nocturno cuando faltaban horas para ponerse el sol.
Ante este contratiempo, optamos por dejar al grueso de la familia esperando dentro del parque mientras nosotros dos íbamos a por el coche pagando por dos billetes de vuelta lo que pagamos por siete de ida.
Llegamos justo cuando el autobús acababa de irse por lo que nos tocaba esperar treinta minutos al siguiente, que se encontraba allí con el motor encendido.
Con el motor encendido para tener el aire acondicionado encendido. Durante veintinueve minutos estuvimos solos en un autobús que se asemejaba más a un camión frigorífico de pescado que a un transporte público para humanos. Las ventanas empañadas, vaho en nuestro tiritar y los pezones rayando los cristales, mientras el conductor charlaba con otro compañeros de oficio fuera del autobús.
Cuando sólo quedaba un minuto para salir llegó toda suerte de lugareños y guiris que retrasó en diez minutos la salida. Una vez en marcha una chica comenzó a llorar porque era la primera vez que salía con el coche de Barcelona y no se acordaba dónde lo había aparcado, ni en qué parada se había subido. Se abrió un turno de preguntas a la misma para ver si sacaban pistas de dónde se había subido en el viaje de ida donde colaboraron ingleses, alemanes, catalanes y el conductor que era andaluz con una "grasia que no se podía aguantá".
La logramos dejar donde había estacionado el coche con un aplauso general. A ese autobús subimos un grupo de completos desconocidos, de diferentes nacionalidades, y bajamos un montón de camaradas a los que les daba pena de que el trayecto se hubiese acabado. Incluso a nosotros se nos había olvidado que teníamos familia esperando.